La isla de la Gaiola (del latín caveola: pequeña gruta), en el sur de Italia, ubicada a unas cuantas brazadas frente a la costa de Posillipo, en el parque arqueológico homónimo sumergido en el Golfo de Nápoles, es uno de esos lugares diferentes, fascinantes y seductores, donde nuestra creencia abre la puerta a la imaginación, y cualquier cosa parece posible.
El sitio es en realidad un grupo de dos islotes muy pequeños, uno de los cuales cuenta con una gran villa residencial y el segundo, que se encuentra a pocos metros, está deshabitado y se conecta con el primero a través de un enigmático puente de roca en arco.
La Gaiola - Nápoles - Foto web |
Quien conozca la historia que desde el siglo pasado se cuenta sobre esta isla, no nadaría tranquilamente hacia ella! Visitar la mansión abandonada de la Gaiola, es una experiencia que sólo se puede vivir con confianza si uno es profundamente escéptico, o si se está provisto de una enorme fe protectora.
A principios del siglo XIX, la Isla de la Gaiola estaba habitada por un ermitaño, apodado “El Mago”, que vivió de la limosna de los pescadores. Y poco después, comenzaría la construcción de la villa que caracteriza a uno de los islotes hoy en día. La fecha real de su edificación no se conoce con certeza, sin embargo en 1926 era propiedad del profesor suizo Hans Braun; y a partir de ahí se hizo conocida su tenebrosa historia.
El profesor Braun había construido un teleférico para conectar la isla con la playa. Una noche, sin embargo, el teleférico fue alcanzado por un rayo mientras llevaba a su esposa, Elena Von Parish, quien cayó al agua y se ahogó. El marido fue encontrado al día siguiente, se había suicidado.
Un amigo de ambos, Otto Grumbach, que estaba de invitado en la casa en la fecha del accidente, se suicidó un poco de tiempo después al regresar a Alemania.
Pronto la isla fue reconocida popularmente como una isla maldita; y los acontecimientos que siguieron alimentaron aún más esta leyenda.
El siguiente propietario, Maurice Sandoz, propietario de la famosa compañía farmacéutica, que vivió en la isla hasta 1950, terminó internado en una clínica psiquiátrica donde se suicidó convencido de que acabaría en bancarrota.
El siguiente propietario, el barón alemán Karl Paul Langheim, un industrial del acero, quiso limpiar la mala fama del lugar y, a principio de los 60, comenzó a organizar numerosas fiestas y reuniones sociales: acabó en la ruina.
La Gaiola de Posillipo - Nápoles - Foto web |
Fue entonces cuando Giovanni Agnelli, el magnate de Fiat, compró la villa, hizo algunas obras importantes, como la construcción de un helipuerto, pero rara vez durmió allí y la vendió rápidamente a otro multimillonario. Paul Getty, magnate del petróleo, en 1968. Todo fue bien para Getty hasta que, en el año 1973, la mafia calabresa secuestró a su hijo, y después de la amputación de la oreja del niño, la familia Getty pagó un rescate de 17 millones de dólares.
En 1978, la isla pasó a propiedad del empresario Gianpasquale Grappone, que fue poco después detenido tras el colapso del Banco de Crédito y la aseguradora Centauro Lloyd. Terminó en la cárcel abrumado por las deudas, y el día en que se subastó la villa, su esposa, Pasqualina Ortomeno, murió en un accidente de coche.
La última desgracia relacionada con uno de sus propietarios, de tan sólo hace unos años, cuando en 2009 el empresario italiano Francesco Ambrosio, de 77 años, ex presidente del grupo cerealero Italgrani, y su esposa, fueron asesinados en su casa de Nápoles.
Por estas leyendas, el lugar se ha convertido en una especie de mito para los napolitanos, un lugar tan maravilloso e como impenetrable para el hombre común.
Puente de la Gaiola - Foto web |
Pero, ¿de dónde viene exactamente el origen de esta leyenda?
Según el periodista italiano Diego Romano todo viene macerado por la magia más antigua, de la épica romana. Según sus investigaciones, la zona está salpicada de ruinas de la época romana. Y en la Isla de la Gaiola estaba la casa de Publio Vedio Polión, un noble romano de cuya vida poco sabe poco, salvo que sus restos todavía estarán por allí y que fue siervo fiel del emperador Augusto.
Parece que Publio criaba anguilas en tanques excavados en la roca; y de vez en cuando, “les lanzaba esclavos vivos para comer” por puro placer morboso y despiadado.
Hasta el siglo XIX era claramente visible junto a la Isla de la Gaiola un edificio romano hoy sumergido llamado la “Escuela de Virgilio”. En realidad la isla es parte de un gran complejo arqueológico que incluye un teatro romano y un templo dedicado a Afrodita, la diosa de la gente de mar.
Las interpretaciones de Diego Romano también afirman que este era el lugar donde Virgilio abriría una escuela de poesía que, en realidad, fue una escuela de magia y ritos esotéricos precursores. Por lo tanto, no es de extrañar el interés esotérico de esta parte de la costa.
Pero hubo un hecho que llamó poderosamente la atención de este periodista investigador, se trata de una terrorífica pintura, un fresco descubierto por Augusto F. Segre, nieto de un senador italiano, que pasó en la isla algunos veranos con sus tíos.
Para que pudieran disponer de una biblioteca en una pared de una sala de estar, se planteó eliminar un enorme lienzo del anterior dueño comido por la humedad. Detrás de la lona apareció un fresco que representa una gran cabeza cuadrada aterradora, de más de un metro de ancho, que representa una Gorgona o Medusa, un despiadado monstruo femenino, pero a la vez que una deidad protectora procedente de los conceptos religiosos más antiguos.
Gorgona en la Gaiola - Foto web |
Un miembro del Instituto de Restauración de Roma, después de ver la fotografía de la máscara, la clasificó como una manifestación de la pintura al fresco del llamado impresionismo romano tardío, que databa del siglo segundo. Y confirmaron que habían encontrado en excavaciones arqueológicas de alrededor de la zona algunas paredes pintadas con cortes cuadriláteros del mismo estilo.
Así que todo apunta a que la máscara había sido robada y retirada de su lugar de origen, para luego ser colocada en la villa de la Isla de la Gaiola por uno de los anteriores propietarios, ya que los griegos usaban la representación de la decapitada Medusa para protegerse de los enemigos.
“Puede ser – también concluye Ivan Cuocolo, un profesor de literatura y estudioso de la historia de Gaiola – que la misma diosa Afrodita prohibiera a los hombres una vida tranquila en este rincón del paraíso que se había dedicado a ella y que estos mismos hombres habían contaminado con sus ideas paganas y su riqueza”.
Fuentes:
http://www.gialli.it/la-gorgone-nascosta-della-gaiola http://www.yorokobu.es http://es.wikipedia.org/wiki http://damadenegro.wordpress.com http://lukor.com/blogs/noticiasdehoy http://www.yorokobu.es
En Nápoles estuve una sola vez, en mi primer viaje a Italia. Paré en la casa de un tía y un primo (¡muy buen mozo!) me hizo de cicerone... Me encantaron los "vicoli", el Vomero y su vista, como también el parque de Capodimonti.
ResponderEliminarLindos recuerdos, gracias Patzy.
Besos
Ay, ay, ay...esos "vicoli" son mi perdición, en cualquier parte que sea (obviamente no están sólo en Napoli...los de la Umbria ni te cuento que bonitos son). Yo allí es, siempre, donde más fotos disparo! Es un paisaje urbano tan europeo ese, que me atrapa! Y me figuro a tu primo del sur...jeje...los italianos del sur son los que más aspecto de "latin lover" tienen. Gracias por pasar, y abrazoooo
EliminarSiempre he tenido ganas de conocer Nápoles y ahora que he visto tu Entrada hermosa y completa, más Todavía.
ResponderEliminarEspléndida Entrada que deslumbra.
Abrazos y besos.
Pedro, si no conoces Italia, no sólo Nápoles, es un viaje que te recomiendo de corazón! Todo lo que descubras por allá es fantástico. Aquí yo sólo publico algunas cosas que puedan resultar originales (porque hay muchos blogs de viajeros con ricos contenidos), pero allá, en directo, no paras de sorprenderte. Gran abrazo, y gracias por pasar.
EliminarCurioso arco y no menos curiosa leyenda.
ResponderEliminarVengo de comer en un restaurante italiano donde me ha invitado uno de mis hijos y me encuentro precisamente con esta entrada tan napolitana. Curioso ¿no?
Un saludo.
De lo cual deduzco que has comido algo napolitano...mmm qué rico!!! Aquí es la hora de almorzar, ahora mismo, así que me parece que me has tentado con algo a mí! je! Saludos, Cayetano. Siempre un placer recibirte.
EliminarMás bien algo florentino, una ensalada con diversos quesos y pizza con huevos frescos.
ResponderEliminarSaludos.
Con mi marido seguimos discutiendo aún hoy, sobre si la pizza argentina es mejor o no que la italiana! Je! Imagina...aquí se hacen muy buenas pizzas, de verdad, a él le gustan más las de aquí. Pero yo, como era de esperarse, una vez que comí pizza italiana, nunca más probé las argentinas! Cada cual con lo suyo! Jeje...Así que te envidié un poco el menú. Besos!
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