"...He visto más cosas de las que recuerdo, y recuerdo más cosas de las que he visto..."
Este no pretende ser un blog de viaje pero, sin embargo, es la consecuencia, o la razón, de un viaje soñado, que me permitió coleccionar una gran cantidad de fotos, información, leyendas y testimonios que consideré apropiados para compartir con otros que, como yo, adoren las maravillas que atesora este país: Italia.
Espero que lo disfruten:
domingo, 23 de diciembre de 2012
MODIGLIANI, figlio di Livorno
MODIGLIANI, LA PELÍCULA
En el año: 2004 se estrenó una película de origen inglés, con dirección de Mick Davis y la actuación principal de Andy García, como Modigliani, cuya trama se desarrolla en la segunda década del París de 1900, en la que el pintor trata de ganar una posición más privilegiada entre los artistas contemporáneos, entre los cuales estaba Pablo Picasso, su principal rival. Picasso era, en aquel momento, un artista plenamente consagrado y acomodado, mientras que Modigliani, joven bohemio y sin reconocimiento alguno, vivía una vida al límite de la autodestrucción.
Modigliani se enamora de Jeanne Hébuterne que pronto queda embarazada. Sin embargo, los padres de ella no creían que el artista pudiera ser un padre para el niño que estaba por llegar, sólo por el hecho de ser este Judío. Entonces Modigliani se debe esforzar doblemente con sus obras, no sólo por sí mismo sino, también, por su hijo y su familia.
A pesar de no haber contado con el favor de los críticos en su momento, la película es interesante por los elementos didácticos que contiene respecto de ese período de la pintura en Francia (de destacar la recreación que se hace del ambiente artístico de la Escuela de París), además de ser entretenida y correcta desde el propio guión hasta la ambientación, pasando por una música y una fotografía que no la dejan mal parada.
“Cuando conozca tu alma, pintaré tus ojos!”, le dijo Modi a su mujer…y en esta escena del final de la película, simultáneamente con un ataque sufrido por el artista en pleno estado de ebriedad, se descubre en una exposición la tela de su autoría en la que, Amedeo, había pintado, finalmente, el retrato de Jeanne, con enormes ojos celestes.
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