Amelia, o Ameria para los romanos, es una ciudad de antiguos orígenes, y testimonian esa antigüedad las impresionantes murallas poligonales que la rodean, formadas por cantos rodados perfectamente encajados, sin el uso de morteros de cemento, en una extensión de 2 km totales. Al lado de la puerta principal de acceso a la ciudad, en la parte superior de la acrópolis, hay otra muralla más antigua, llamada "megalítica", que rodeaba Amelia en los siglos VII-VIII aC, compuesta únicamente por bloques irregulares, sin pulir , con las deformaciones de su forma primitiva, lo que evidencia un procesamiento y una época totalmente diferentes de los muros poligonales. Esta muralla se extiende por varias decenas de metros y, aún hoy, gozan de buena estabilidad y compacidad, para emerger muy impresionantemente en Via della Valle, donde son perfectamente visibles.
El casco antiguo de Amelia preserva muchos palacios renacentistas, iglesias, y restos de mosaicos y de baños históricos. Al igual que muchos otros pueblitos del territorio umbro, Amelia se vió envuelta en luchas de poder desarrolladas entre Güelfos (pro Papa) y Guibelinos (pro imperiales), entre los siglos XII y XV, y aunque Amelia logró mantenerse como comunidad independiente hasta que recién en el 1307 fue tomada oficialmente bajo la protección papal, debió padecer previamente los violentos saqueos de las tropas del Emperador Federico I de Hohenstaufen en el año 1240. A excepción del período bonapartista, el Vaticano la gobernará hasta 1860, cuando toda la región umbra se integra finalmente al Reino de Italia.
Hoy en día, Amelia sigue siendo una ciudad muy bien conservada, cargada de interés artístico y cultural, con una posición geográfica favorecida, por encontrarse casi equidistante, a cerca de 100km aproximadamente, tanto de Perugía, como de la región Toscana, como de la mismísima Roma.
A la ciudad puede accederse a través de cualquiera de las cuatro puertas: la Porta della Valle, la Porta Romana, la Porta Leone y la Porta Posterola.
En Amelia se preservan verdaderas joyas de la época romana, como la cisterna hallada bajo la Piazza Matteotti, compuesta por diez estructuras comunicadas entre sí, con una extensión total de 21 x 60 metros; la maravillosa estatua de bronce que representa a Julio César Germánico, de principios de nuestra era, que se puede visitar en el Museo Arqueológico de Amelia y un altar griego de mármol blanco y otro romano en piedra travertina. Además, en ocasión de volver a pavimentar la Via della Repubblica, fueron hallados restos de distintos tramos de una vía romana, actualmente protegidos por planchas de cristal transparente para poder ser observados por los transeúntes.
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