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lunes, 12 de noviembre de 2012

El Tiber (il Tevere)

 “Qui nasce il fiume sacro ai destini di Roma”.




"Aquí nace el río sagrado para los destinos de Roma.", dice la placa colocada sobre la surgente del río en el monte Fumaiolo de la Emilia Romagna.

Desde la antigüedad, el curso de río Tíber (Tevere en italiano), ha definido el paisaje urbano de Roma; cruzado por numerosos puentes, articula la vida de la ciudad y de sus ciudadanos a ambas orillas, confiriéndole un carácter particular y estableciendo entre ciudad y río un vínculo indisoluble. Llamado inicialmente "Albula" por sus aguas cristalinas, el Tíber tomaría su nombre del rey latino Tiberino, quien dicen se suicidó en sus aguas, aunque aún hoy existen controversias respecto de esta etimología.
Este rio que está presente en el corazón de muchos mitos y leyendas, incluso en la de la propia fundación de la ciudad de Roma, es el tercer río más largo de Italia (después de los ríos Po y Adige), con una longitud de 405 km. Nace en los Apeninos, en la región de Romaña, y atraviesa las regiones de la Umbría y el Lazio, pasando por las ciudades de Perugia y Roma, hasta desembocar, finalmente, en el mar Tirreno.
Se lo utilizó durante muchos siglos como vía de comunicación y para el transporte de mercaderías y productos agrícolas provenientes de la Umbria, y actualmente sólo se lo navega por tramos con fines turísticos o deportivos.
Pero la conexión urbe-río en la época romana, no se limitaba sólo el aprovechamiento de este recurso económico notable, ya que cerca del río surgió el primer mercado de Roma y el puerto del Tíber (Portus Tiberinus) sino que, también, conllevaba un alto riesgo en la vida cotidiana de al población, debido a los frecuentes desbordes que el Tiber experimentaba.
Ya Livio documentaba que las inundaciones del Tiber , sucedidas en un promedio de 3 o 4 por siglo, eran consideradas por el pueblo romano como predicciones de eventos importantes o de castigos, portadoras de epidemias y destrucción, como ocurrió con el Puente Sublicio, arrastrado íntegramente por un aluvión.
Cesar imaginó alguna vez enderezar artificialmente el cauce del río para desviarlo de la zona urbana, pero otros emperadores, como Augusto, Agrippa o Claudio, optaron por emprender proyectos de limpieza para mejorar su flujo hacia el mar. El último emperador que dispuso un drenaje radical y la construcción de defensas ribereñas, fue Aureliano.


RÓMULO Y REMO

También en esta leyenda tan famosa, desempeñan un papel muy importante las repentinas crecidas del Tíber!


Dicen que Ascanio, hijo de Eneas, fundó una ciudad, al pie de las colinas Albanas; en la que los reinados se fueron sucediendo por cadena paterna. A la muerte del último rey, Procas, surge una rivalidad entre sus dos hijos que hizo que uno de ellos, Amulio, inicialmente excluído del trono, expulsara a su hermano y se apoderara de la corona. Bajo el pretexto de honrar a su sobrina Rea Silvia, la consagra como sacerdotisa Vestal dejándola sin posibilidad de descendencia. Violada por el dios Marte, Rea Silvia da a luz a gemelos, Rómulo y Remo, que fueron arrojados al río; pero una oportuna inundación impidió que la canasta que contenía a los niños, llegase al curso principal, sino que quedó varada en tierra firme, donde una loba sedienta los limpió y amamantó. Fueron más tarde recogidos por un pastor, Fáustulo, quien los llevó a casa para que su esposa Larentia los criara ( hay quienes dicen que Larentia, debido a su vida poco honesta, podría haber sido a quien apodaran la “loba”, que dio origen a esta leyenda). Finalmente, ya grandes, los gemelos conocieron su historia, y regresaron a Albalonga para derrocar a rey Amulio que los había condenado de pequeños.
Posteriormente Rómulo mata a su hermano Remo, y funda una ciudad en la colina donde él y su hermano habían sido salvados por la loba: la colina Palatina…y allí nacía Roma.

La Loba y el Coliseo son dos símbolos indiscutibles de Roma, y la hermosa escultura del animal amamantando a los gemelos, que tantas veces hemos visto en imágenes de niños, está exhibida en los Museos Capitolinos. Poder fotografiarla, es otra de las grandes emociones que nos depara esta ciudad llena de historias!





EL DIOS TIBERINUS FATER Y LOS FESTIVALES EN SU HONOR


Al igual que en todos los ríos, según la mitología romana, en el Tíber también residía un dios, al que se invocaba con el nombre de Tiberino o Tiberino Pater. Su culto estaba muy extendido, y hoy sabemos que en la isla Tiberina de Roma se le dedicó un santuario cuya fiesta de inauguración se realizó un 8 de diciembre pero, sin embargo, era en el mes de junio cuando las corporaciones de pescadores realizaban festivales en su honor. Más adelante, cada 17 de agosto, en las zonas portuarias de Roma y Ostia, se celebraban las Tiberinalia, también conocidas como Portualia, fiestas organizadas por los trabajadores del río y, finalmente, ya en la Roma imperial, cuando surge la pasión por los juegos, se comenzaron a llevar a cabo las conocidas Naumachie, simulaciones de verdaderas batallas navales. La primera naumaquia se realizó en épocas de emperador Augusto y la competencia se realizó en un lago artificial cavado entre el Tíber y el Circo Máximo. Otro famoso lago creado para estas batallas fue construido por el emperador Domiciano en la zona donde actualmente se encuentra la Piazza Navona. Estas represas temporales se construían cerca del Tíber para facilitar el acceso del agua desde el río.

Dios del Tiber en la Piazza del Campidoglio - Roma

Son numerosas las representaciones del dios del Tiber que se pueden ver en forma de esculturas en Roma. En el Museo del Louvre, además, se conserva una estatua de la época Adriana, que representa al este dios flanqueado por la loba amamantando a Rómulo y Remo. Los atributos del Dios son un remo y un cuerno de la abundancia en sus muchas sus representaciones – que se incluyen en numerosas monedas de época – y aparece a menudo con atributos navales o asociado a escenas que recuerdan el origen de la ciudad capital italiana.


Dios del Tiber en el Museo del Louvre - París - Foto web
Dios del Tiber en San Carlo alle Quattro Fontane - Roma - Foto web

EL TIBER Y LA ISLA TIBERINA

Existe una leyenda que narra que después de la caída del rey Tarquinio el Soberbio, el pueblo romano arrojó el cuerpo de éste en el punto del Tíber donde luego surgiría la isla por acumulación de arena y sedimentos sobre el cadáver. Según otra versión de esta leyenda, los romanos habrían recogido los granos de trigo reunidos por el odiado rey, y lo habrían arrojado todo en el lugar donde después se formó la isla. Debido a sus oscuros orígenes, la isla Tiberina era un lugar de mala fama y estaba considerada por los romanos como un lugar de malos augurios. A tal punto estaba arraigada esta creencia, que hasta que no se construyó el Templo de Esculapio, quien cuidaba allí de los enfermos usando las aguas del río, .los romanos evitaban ir a la isla, y sólo los peores criminales eran condenados a pasar allí el resto de sus vidas.

Isla Tiberina - Roma - Foto web



UNA COSTUMBRE DE LOS ENAMORADOS EN EL TIBER


Hay una famosa tradición que involucra a este río: “la de los candados”, por la cual las parejas de enamorados que visitan Roma suelen dejar un candado sujeto a los faroles del puente Milvo y arrojar luego la llave al río, sellando, de esta manera simbólica, un eterno vinculo de amor entre ellos. Esta costumbre fue narrada en la novela de Federico Moccia “Ho voglia di te” y luego fue llevada al cine en el año 2007. Fue tanta la fama que adquirió el fenómeno desde ese momento, que la comuna de Roma debió instalar postes especiales para que el peso de los candados no terminara rompiendo los faroles originales.

Candados en el Ponte Milvo - Roma . Foto web

2 comentarios:

  1. Un río legendario, cuyas aguas han sido unas veces protagonistas y otras testigos de excepción de su tiempo.
    Sin su río, a Roma le pasaría lo mismo que a París sin el suyo. Le faltaría su razón de ser.
    Un saludo.

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    1. El vínculo del hombre con estos recursos tan importantes, es más estrecho de lo que él mismo cree. Sin el Tiber, Roma; o sin el Sena, Paris; o sin el Guadalquivir, Lorca; o sin el Mediterráneo, Serrat....o sin el Río de la Plata nosotros...qué hubiera pasado? Gracias por tu visita siempre, Cayetano. Un gusto recibirte. Abrazooo

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